Ha pasado casi un año desde la última vez que escribí, y no fue por otra cosa mas que falta de tiempo. Y aunque mi padre dice que para todo hay tiempo, la verdad es que yo no he parado. No tuve un sólo respiro, y si hubo alguno seguro lo utilice para dormir.
El punto no es hablar de mi falta de compromiso.
Hoy leí en el FB una cosa que me dejo pensando y no es que no lo haya pensado antes pero el tiempo avanza mas rápido de lo que pensamos, y creo que las diferentes etapas de la vida van dejando grandes aprendizajes.
Una sola palabra me removió el interior: "comodidad" lo dejaré en el aire pues creo que cada quien le puede dar un significado. Sólo diré que esta palabra puede detener tu vida. Siendo el mejor pretexto para no hacer nada.
En otras noticias....
Ya están casi listos un par de post, ya solo es cosa de redacción. Espero poder preparar con antelación mas de dos para no dejar pasar tanto tiempo entre uno y otro. Y buscando siempre temas variados tanto de cosas vanales como de temas interesantes y porque no, cosas con mucho humor, recuerdos del ayer, pensamientos, reflexiones (y no pretendo ser Mariano Osorio). Y de este nuevo hobbie que me tiene muy entusiasmada -cupcakes-.
Les platico la historia...
En aquellos tiempos cuando la computadora no era precisamente fundamental en la vida del hombre blanco y las recetas de cocina sólo podían ser sacadas de pesados libros, heredados de generación en generación, donde sus dueñas sólo pensaban en protegerlos de cualquier tipo de mancha como puré de tomate o sazonador para carnes, me encontraba yo a la tierna edad de 14 años en casa de mi amiga Ariadna buscando los ingredientes para la preparación de pequeños panquecitos sabor chocolate conocidos en aquella época como "muffins". La idea no fue muy buena porque además de que el horno de casa de mi amiga no funcionaba muy bien, es decir, tardamos horas en encenderlo después de haber aplicado como 5 piedra, papel o tijeras, debido a nuestro terrible miedo a prender el piloto de dicho artefacto misterioso y que yo, solo veía encendido en navidad y por supuesto el encargado de hacer esa compleja tarea era mi papa; con un pedazo de papel periódico y que aparentaba ser muy sencillo de hacer. Al cabo de varios intentos lo logramos, vaciamos la pegajosa mezcla en el molde metiéndolo al horno.
La luz del interior tampoco funcionaba así que no podíamos ver el progreso de la cocción. Después de como media hora abrimos el horno, no sin antes escuchar el fuerte grito de la mamá de Ariadna dirigiéndose rápidamente a la cocina, apagando por completo el horno y abriendo todas las ventanas del departamento y siendo fuertemente regañadas pues no nos percatamos que la flama se apago y el olor a gas ya se había expandido por toda la cocina. El saldo de dicho evento: cero muertos, cero lesionados, dos niñas traumatizadas por estar a punto de morir intoxicadas o en el peor de los casos rostizadas, pero eso si, con mucho sabor a chocolate. Por supuesto que los muffins seguían siendo la misma mezcla pegajosa del inicio.
Afortunadamente el trauma no duro mucho, Ariadna me presto su molde para 12 muffins que lleve de inmediato a mi casa pidiéndole a mi mamá que me ayudara. (por cierto ella nunca se entero de nuestro conato de intoxicación y casi explosión).
Al saber que yo no estaba preparada para usar el horno convencional, me presto uno pequeño y que para mi fortuna era eléctrico.
Mientras me disponía a preparar la mezcla me di cuenta que no tenía chocolate para los muffins, así que no entre en pánico y busque en todas las alacenas encontrando un bote de milo (chocolate en polvo para preparar leche con chocolate) y pensé porque no? unas cuantas cucharadas y listo!!
Los muffins a mi parecer, claro esta, quedaron deliciosos esponjositos y con un olor y sabor inigualable, había sido yo la descubridora de una receta inigualable!!! No lo se pero segui preparándolos en varias ocasiones, la verdad que la cocina en esa época nunca fue tan de mi agrado. Me bastaba con ver a mi mamá preparándonos la comida desde una rica sopa de verduras hasta pasta, ensaladas y albóndigas.
Hoy en día sigo sin considerarme una experta en el tema de la cocina sin embargo creo que esas tardes de contemplación con mi mamá, me ayudaron para defenderme, siguiendo algunas recetas y poder preparar uno que otro platillo, disfrutando más que nunca del arte culinario.
Pero tengo que confesar que ahora estoy muy metida en la onda de los cupcakes, inclusive ayer me compre un libro para aprender más no cometer errores a la hora de la preparación. Más feliz aún porque ya tengo mi primer pedido para una despedida de soltera. A ver cómo me va , ya les contaré más adelante.
Mientras les dejo unas fotos de los últimos que prepare!!
